Mi nombre es María Rubio. Soy enfermera pediátrica y trabajadora en la UCIN del hospital San Pedro de Logroño desde el año 2009. También tengo el título de IBCLC L- 305155(Consultora Internacional de Lactancia Materna) desde el 2022.
Mi experiencia como madre de tres niñas sanas nacidas a término me ha llevado, principalmente, a despertar la pasión por la lactancia y a entender que la lactancia en un pretérmino o un bebé con problemas al nacimiento, no tiene NADA que ver con lo que la mayoría de las madres vivimos.
La importancia de las dos primeras horas de vida (lo que se conoce como el período sensitivo, en el que el bebé está más alerta y es un marcador fundamental del inicio y mantenimiento de la lactancia), en el caso de los niños prematuros, directamente, NO EXISTE. Tenemos que enfrentarnos con un comienzo en clara desventaja.
Si a ese inicio de separación, le añadimos todos los problemas derivados de la prematuridad (inmadurez respiratoria, neurológica y digestiva acompañada de un bajo tono muscular), el resultado es una lactancia EN TODOS LOS CASOS, dificultosa.
Ahí está el reto de nuestra profesión. No solo tenemos que atender y entender que ese bebé no va a poder ponerse al pecho en el tiempo que lo haría un recién nacido sano y a término, sino que, cuando esté “preparado” para ello, lo va a hacer de una forma mucho más débil y costosa.
Si a todos estos condicionantes de inferioridad, le añadimos que la mamá va a estar en una situación de máxima vulnerabilidad… la cosa se pone muy, pero que muy complicada.
Las principales hormonas relacionadas con la lactancia, la prolactina y oxitocina (hormona del “amor”), son grandes enemigas de otras que están fuertemente relacionadas con el cansancio, el miedo y el estrés (las catecolaminas: adrenalina y noradrenalina). Y yo me pregunto: ¿cuántas mamás a las que les han separado de su bebé recién nacido, en circunstancias extremas, no están cansadas, asustadas y estresadas? En mi experiencia profesional, no he conocido a ninguna madre que lograra escapar de estos sentimientos y tuviera un inicio y producción láctea temprana y abundante.
Por todos estos motivos, hay que tener presente que nuestros conocimientos acerca de la lactancia tienen que estar actualizados y con un buen respaldo en la evidencia científica para poder informar con corrección y lograr superar las dificultades que, seguro, van a ir surgiendo
Pero no todo se queda en conocimiento y actualización científica. Tenemos una dificultad, yo diría que aún mayor, que es lograr acercarnos a esa mamá vulnerable, a esa familia asustada, que justo nos conoce en lo que, posiblemente, sean los momentos más duros de su vida.
De ahí surge la necesidad de mostrar empatía. Pero no solo entendida como posicionarte en el lugar del otro (lo cual resulta muy complicado habiendo sido madre, pero de niñas sanas a término), sino también como una gran “escuchadora” y “transmisora” de mensajes que logren llevar a la calma y el confort. Este es nuestro gran reto en las unidades neonatales.
Retomando el tema de la lactancia, además de haber explicado ya las dificultades iniciales por parte del bebé y de la mamá y su familia, me gustaría también comentar posibles problemas que pueden ir surgiendo con el paso de los días.
Según el estado de salud del bebé y su edad gestacional, como ya he dicho, el inicio de la puesta al pecho se puede retrasar más de lo que nos gustaría, con la consiguiente necesidad de la utilización del sacaleches. No hace falta explicar que su uso continuado (como sustitutivo del amamantamiento directo) puede llegar a producir ansiedad y rechazo. De ahí que resulte muy importante dar una serie de “tips” que puedan hacer más llevaderos esos momentos de extracción eléctrica. Uno de los que más suelen agradecer las madres es el de la utilización de un sujetador viejo tipo deportivo al que le podemos hacer unos orificios centrales para pasar por ellos el embudo del sacaleches y que, de esa manera, se puedan sustentar sin necesidad de utilizar las manos (existen en el mercado sujetadores ya diseñados, pero si se puede dar uso a lo que ya tenemos, debería ser una buena opción). De este modo, las manos quedan libres para poder hacer otras cosas como leer, tejer, escribir o simplemente no mantenerlas en tensión. La distracción durante el periodo de uso del sacaleches es un factor importante para que la madre se encuentre relajada y la secreción de oxitocina pueda seguir su curso.
En muchas ocasiones la musicoterapia o la aromaterapia también resultan útiles para hacer que esta situación resulte más relajante.
Dos de los principales problemas a los que todas las madres se enfrentan (incluso las de los recién nacidos sanos a término) son:
– la duda acerca de si tendrán suficiente leche
– las dificultades en el agarre al pecho
En el caso de los niños prematuros, estas dos circunstancias van a sufrir, en la mayoría de los casos, un retraso con respecto a los nacidos a término sanos.
Sobre si tendrán suficiente leche decir que, como ya he comentado, el retraso habitual en la subida de la leche unido al cansancio, estrés y la preocupación sobre el estado de salud y la evolución del bebé, posiblemente, vayan a llevar a una producción láctea insuficiente.
La existencia de los bancos de leche en las principales UCIN nacionales, son una solución a esta producción escasa. Es muy importante disponer de ellos para restar presión a estas madres en situación tan vulnerable.
En cuanto a las dificultades en el agarre al pecho, hay que tener presente que el bajo tono muscular y la inmadurez del prematuro son factores que suponen una traba muy importante. La figura de una enfermera experta en lactancia materna en la unidad neonatal, que valore individualmente cada caso, es crucial para poder conseguir un agarre al pecho satisfactorio y duradero en el tiempo.
Todo este proceso de inicio y mantenimiento de la lactancia en el prematuro requiere de un acompañamiento y asesoramiento continuo. De ahí la importancia de poner en contacto a madres que ya han pasado por experiencias similares con las madres de hijos ingresados en la UCIN. APREM, como asociación de madres y padres de niños prematuros, es una pieza clave en este proceso y se convierte en un determinante fundamental durante el ingreso y tras el alta.
Con todo ello, espero que se entienda la necesidad de aunar esfuerzos en torno a la consejería experta y el acompañamiento de manera continuada tanto a la madre como a la familia implicada en los cuidados del bebé.
APREM y las enfermeras de UCIN estamos para acompañar