Periodo Prenatal y Perinatal

Durante el embarazo, además de la formación física del feto, la mente de la mujer se encarga de la formación de la idea de la madre en que se va a convertir y se comienza a crear una imagen mental de cómo cree que será el bebé. Así, se podría decir que se producen tres embarazos (Daniel Stern): 

  • Físico, 
  • Actitud mental de maternidad. 
  • Bebé imaginado. 

 Representaciones maternas: 

La relación de una madre con su hijo tiene su origen en su propia historia vincular con sus cuidadores significativos. Sus experiencias tempranas y las de relación posteriores tienen una gran incidencia en el momento de ejercer la maternidad ya desde el embarazo. 

Durante el periodo perinatal, en la mujer se producen importantes cambios fisiológicos y psicológicos (Raphael-Leff, 1991), considerándose una etapa importante en la relación madre-bebé. Las representaciones sobre la maternidad y el bebé, influenciadas por la propia experiencia de apego de la madre, sus recuerdos de relaciones tempranas, sus fantasías, sus temores, anhelos, tradiciones familiares, mitos y experiencia personal (Stern, 1995), comienzan a activarse durante el embarazo. Se trata de “modelos de estar con” que se forman en la mente de la madre y que posibilitan el desarrollo de la representación del hijo, de sí misma como madre, de su pareja como padre, debiendo reestructura y reorganizar algunos de estos esquemas cognitivos, modelos o representaciones en pos de la relación con su futuro bebé y de la de la integración del rol materno en su identidad y mundo relacional. 

Estas representaciones maternales se van configurando a través de una serie de procesos, entre los cuales se encuentran las fases del embarazo. En este sentido, Dinora Pines (médica psicoanalista) identificó tres etapas: 

  • Primera fase: Desde la concepción hasta la percepción de movimientos fetales. Se caracteriza por la preocupación por los cambios físicos y por una ambivalencia normal (¿será un buen momento?; ¿lo haré bien?). 
  • Segunda fase: Desde los movimientos fetales hasta la semana 34. Es la fase de las representaciones maternales. 
  • Tercera etapa: Recta final y parto. La representación del bebé es más realista y estable. Fantasías relacionadas con el parto que pueden producir un incremento de la ansiedad. 

El nacimiento de un bebé de forma prematura conlleva enfrentarse a circunstancias que ponen a prueba nuestras capacidades de afrontamiento. Entre los diversos factores estresantes a los que se enfrentan los progenitores, destacamos: 

  • La finalización abrupta e inesperada de la gestación trunca igualmente el proceso normal de configuración de las representaciones maternas arriba explicado. 
  • Supone una separación temprana e inmediata madre-hijo por razones médicas.​ En función del grado de prematuridad y de la situación clínica del bebé, la permanencia en la UCI neonatal se prolongará en el tiempo y supone un desafío para la respuesta de los progenitores. 
  • La elevada vulnerabilidad biológica, el aspecto físico y las respuestas ‘incomprensibles’ del bebé asustan. 
  • No es fácil dar la ayuda inmediata que se quisiera, quedando así truncado el rol natural de madre/padre como cuidadores. 
  • La labilidad de la evolución desconcierta y produce un gran sentimiento de incertidumbre. 
  • El consuelo de los otros no es eficaz. 

Todo esto puede incidir desfavorablemente tanto en la capacidad de adaptación de la persona a esta circunstancia como en un adecuado desarrollo del vínculo con el bebé recién nacido, pudiendo desarrollarse en algunos casos trastornos emocionales y alteraciones en las relaciones de apego. Por ello, es preciso detectar y dar respuesta lo más tempranamente posible a este tipo de problemas.