Secuelas en el desarrollo y signos de alarma.
El desarrollo evolutivo de cada niño es único y depende de múltiples factores. El ritmo para adquirir las habilidades puede ser diferente de un niño a otro y los retrasos o desfases no tienen por qué implicar necesariamente la existencia de una alteración. No obstante, cuando existen factores de riesgo, y el nacimiento prematuro lo es, lo recomendable es que tanto la familia como los profesionales implicados en el desarrollo y seguimiento atiendan a cualquier signo de alarma para prevenir alteraciones o dar respuesta a las que ya se hubieran detectado lo más tempranamente posible.
A continuación, se presenta una lista de signos de alarma que pueden detectarse durante la primera infancia. Cuando esto se produzca, recomendamos siempre consultar con los profesionales expertos en desarrollo infantil: pediatras, neuropediatras, psicólogos y neuropsicólogos infantiles… Los servicios de Atención Temprana de las diferentes comunidades autónomas serían el marco idóneo para dar respuesta a las necesidades que puedan surgir, ya sean estas permanentes o transitorias.
A los 2 meses
- Presenta un llanto raro, excesivo y/o irritabilidad persistente
- No responde a los ruidos fuertes
- No sigue con la vista a las cosas que se mueven
- Presenta desviación permanente o intermitente de uno o ambos ojos
- No sonríe cuando le hablan o le acarician
- No fija la mirada en la persona que le mira de cerca
- No mueve la cabeza de un lado a otro
- No se lleva las manos a la boca
- Mantiene las manos cerradas de forma permanente con dedo pulgar incluido en una o ambas manos
A los 4 meses
- Duerme mucho y no reclama atención
- No sigue con la mirada las cosas que se mueven
- No sonríe a las personas que tiene delante
- No sostiene la cabeza cuando lo sientan
- No emite arrullos o gorjeos
- No se lleva las cosas a la boca
A los 6 meses
- Mano cerrada en forma permanente, con dedo pulgar incluido, en una o ambas manos
- No sostiene la cabeza
- No trata de agarrar cosas que están a su alcance
- No demuestra afecto a personas de su entorno
- No se da la vuelta cuando lo llaman suavemente
- No reacciona ante los sonidos de alrededor
- No se ríe ni hace sonidos de placer
- No presenta vocalizaciones recíprocas (“cucú-tras”)
- No produce sonidos vocales ni balbucea
- Tiene dificultad para llevarse cosas a la boca
- No rueda en ninguna dirección para darse vuelta
- Se aprecia hiper o hipotonía (rigidez o flacidez en los músculos)
A los 9 meses
- No se sostiene en las piernas con apoyo
- No se sienta solo
- No balbucea (“tata”, “dada”…) ni imita sonidos vocálicos
- Deja de balbucear
- Se muestra aislado del ambiente
- No presta atención a canciones o cuentos
- No responde a sonidos familiares (teléfono, timbre, etc.)
- No comprende palabras simples (no, agua, mamá, etc.)
- No vocaliza en respuesta a lo que se habla
- No juega a nada que sea por turnos como “me toca a mí, te toca a ti”
- No responde cuando le llaman por su nombre
- No parece reconocer a las personas conocidas
- No mira hacia donde usted señala
- No pasa juguetes de una mano a la otra
A los 12 meses
- No inicia ni hace intentos por ponerse de pie
- No busca objetos que ha visto esconder
- No cambia objetos de una mano a otra
- No dice palabras sencillas como “mamá” o “papá”
- No aprende a usar gestos sencillos (saludar con la mano, decir “no” con la cabeza)
- Se lleva libros u objetos muy cerca de los ojos
- Pierde habilidades que había adquirido
A los 18 meses
- No camina solo
- Se muestra más rígido
- No sabe para qué sirven las cosas familiares
- No imita lo que hacen las demás personas
- No señala cosas para mostrárselas a otras personas
- No utiliza palabras aisladas para comunicarse
- Utiliza gestos en lugar de palabras para comunicarse
- No comprende órdenes sencillas de una etapa
- Presenta falta de interés por el entorno y por las personas que lo cuidan. No se da cuenta ni parece importarle si la persona que le cuida se va a o regresa
- Juego estereotipado, ausencia de juego imaginativo
- Pierde habilidades que había adquirido